He venido del futuro

Cuando era pequeño recuerdo que mi padre solía repetirme en no pocas ocasiones una frase en valenciano que decía “no tens corretxa”. Su traducción literal es “no tienes cinturón”. Es una expresión que se utiliza mucho en valenciano para mostrarle a la persona que no tiene aguante, que no sabe encajar las adversidades de la vida o que simplemente no tiene paciencia.

Mi padre ya observaba en mí esa actitud impaciente ante las cosas que no salían como quería, que me contrariaban y hacían que apareciera en mí el mal humor, el enfado o hasta la rabia. No ha sido la paciencia una de las virtudes que  han adornado mi carácter en la vida si bien con el paso del tiempo he aprendido a controlar las adversidades y a sobreponerme con entereza a su presencia.

Siempre me ha impresionado reconocer la virtud de la paciencia en los demás. Pero me he sentido a veces un tanto contrariado con esta cualidad al verla manifestarse en personas concretas y situaciones específicas. Porque me resultaba chocante observar que la paciencia venía acompañada de un alto nivel de aparente falta de pasión, empuje, energía para la acción. Era como si notase que la persona paciente fuese hasta algo pusilánime.

Evidentemente he ido comprobando que nada tiene que ver la paciencia con la falta de pasión. Es más, creo que son dos caras de una misma moneda. No se puede ser paciente si no hay pasión que te empuja a alcanzar algo y que sabes que no puedes obtenerlo en el momento que deseas y debes aprender a hacer las cosas en una dirección concreta, con fé, sabiendo que al final alcanzarás tu objetivo si sabes esperar estando preparado y actuando de la manera correcta.

Creo que al ver que pasión y paciencia van tan unidas entiendo que del justo equilibrio de ambas puede vivirse la vida sabiendo que nada que realmente valga la pena lo vamos a obtener sin poner pasión en lo que hacemos, como tampoco nada nos va a llegar sin saber esperar pacientemente a que, lo que deseamos, nos llegue con el convencimiento pleno de que así será.

Si repaso las vidas de muchos científicos, personajes famosos por sus logros, bien sean deportistas famosos, políticos ilustres, escritores, músicos, etc. observo que en ellos siempre ha habido un denominador común a la hora de ver qué les llevó a alcanzar el éxito en sus vidas: pasión por lo que hacían y en lo que creían y paciencia unida a una perseverancia enorme en seguir por el camino que se habían marcado.

Claro que la perseverancia no es posible si no hay fé en lo que uno cree y hace. Y por supuesto que la fé viene del convencimiento de que lo que querían alcanzar, esa Visión que les empujaba a la acción era clara, poderosa y motivante. Pero todos ellos siempre han hecho referencia a que tuvieron que tener mucha paciencia para no abandonar cuando las cosas se ponían difíciles y seguir con fe hasta alcanzar sus objetivos.

Así, pues, la pasión nos empuja a la acción, pero la paciencia nos forja el carácter a través de aceptar las contrariedades del camino hacia nuestra meta sabiendo que sólo son obstáculos que nos ayudarán a poner a prueba nuestra fe y a permitirnos modelar nuestro sueño mejorando todo aquello que nos hará alcanzarlo  y disfrutarlo de una manera sostenible en el tiempo. Porque nada que se logre con facilidad es valorado o agradecido como para que nos llene de felicidad plena.

Recientemente he compuesto una canción que surgió desde la idea de imaginarme en un futuro cercano viviendo ya con las metas que me había propuesto alcanzar hace ahora unos meses. Es decir, es como un viaje desde mi futuro donde ya tengo y soy cuanto he deseado y por lo que he trabajado hacia mi pasado hasta llegar a mi presente actual, con la finalidad de darme ánimos en los momentos en los que flaquean las fuerzas para seguir luchando por mis sueños.

Os voy a escribir la letra de la canción que espero en breve poder grabar con mis músicos y colgarla también en la web. La compuse en un momento en que las dudas se apoderaban de mi corazón y mi mente se perdía entre la falta de confianza en mi proyecto y la manera de interpretar las muchas adversidades por las que voy atravesando. Pero como siempre, surge de mi corazón la letra y la canción para decirme a mí mismo lo que debo recordar en todo momento.

Os la dedico, como todas mis canciones, para que la hagáis vuestra cuando lo necesitéis.

Con gratitud

Tomás Contell

HE VENIDO DEL FUTURO

He venido del futuro para decirme a mí mismo

que todo me va a ir bien, que no sufra por mis penas,

que no son una condena que dure una eternidad.

Que siga por el camino, sea el que marque el destino

con la FE y la gratitud, de pensar que en unos años

cuando llegue a ese futuro estaré mucho mejor.

 

He venido del futuro para encontrarme conmigo

y animarme a seguir, practicando todo aquello

que mi corazón me dicte porque es bueno para mí.

Sin perder la confianza de que al final la balanza

se inclinará por mí, dándome todo lo bueno

que siempre he estado esperando para sentirme feliz.

 

Estribillo

Y ahora voy a darme con gran cariño

un respiro por mis penas porque sé que marcharán

y vendrán como aves del paraíso

toda suerte de venturas que conmigo quedarán.

 

He venido del futuro para enseñarme a mí mismo

cómo debo avanzar, poniendo pasión en todo

y amando cuanto hago, y siempre perseverar.

Sabiendo que en el camino siempre habrán rosas y espinos

y lo tendré que aceptar, aprendiendo con paciencia

que al final tendré la esencia de lo que quiero encontrar.

 

Estribillo

Y ahora voy a seguir con gran tesón

el camino que he elegido sin perder la dirección

y a esperar poniendo todo mi empeño

que al final seré el dueño de mi propio corazón.