He sentido curiosidad por conocer de dónde viene la tradición de celebrar el día de San Valentín. Y hay que ver qué bueno y cómodo es acudir a Wikipedia para que nos lo aclare.
No voy a hacer alarde de conocimiento y cultura cuando lo que voy a escribir está sacado de esta enorme enciclopedia del conocimiento que se ha ido creando con la aportación de muchas personas. Por eso que me limitaré a transcribir, sin alardes de creatividad por mi parte, lo que en ella se dice, entrecomillándolo, por supuesto.
“El día de san Valentín es una celebración tradicional de países anglosajones que se ha ido implantando en otros países a lo largo del siglo XX principalmente en la que las parejas de enamorados expresan su amor y cariño mutuamente. Se celebra el 14 de febrero, onomástico de San Valentín. En algunos países se conoce como día de los enamorados y en otros como día del amor y la amistad.
En Angloamérica hacia 1840, Esther A. Howland comenzó a vender las primeras tarjetas postales masivas de san Valentín, conocidas como «valentines», con símbolos como la forma del corazón o de Cupido. También en este día es común la tradición de regalar rosas a aquellas personas a las que se tiene un especial afecto.
Existen diversas teorías que otorgan a esta fecha el origen del Día de los Enamorados. En los países nórdicos es durante estas fechas cuando se emparejan y aparean los pájaros, de ahí que este periodo se vea como un símbolo de amor y de creación.
Algunos creen que es una fiesta cristianizada del paganismo, ya que en la antigua Roma se realizaba la adoración al dios del amor, cuyo nombre griego era Eros y a quien los romanos llamaban Cupido. En esta celebración se pedían los favores del dios a través de regalos u ofrendas para conseguir así encontrar al enamorado ideal.
Muchos piensan que San Valentín se celebra desde hace poco y que surgió por el interés de los grandes centros comerciales, pero su origen se remonta a la época del Imperio Romano.
San Valentín era un sacerdote que, hacia el siglo III, ejercía en Roma. Gobernaba el emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras.
El sacerdote consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador. Celebraba en secreto matrimonios para jóvenes enamorados (de ahí se ha popularizado que San Valentín sea el patrón de los enamorados). El emperador Claudio se enteró y como san Valentín gozaba de un gran prestigio en Roma, el emperador lo llamó a palacio. San Valentín aprovechó aquella ocasión para hacer proselitismo del cristianismo. Aunque en un principio Claudio II mostró interés, el ejército y el gobernador de Roma, llamado Calpurnio, le persuadieron para quitárselo de la cabeza.
El emperador Claudio dio entonces orden de que encarcelasen a Valentín. Entonces, el oficial Asterius, encargado de encarcelarle, quiso ridiculizar y poner a prueba a Valentín. Le retó a que devolviese la vista a una hija suya, llamada Julia, que nació ciega. Valentín aceptó y, en nombre del Señor, le devolvió la vista.
Este hecho convulsionó a Asterius y su familia, quienes se convirtieron al cristianismo. De todas formas, Valentín siguió preso y el débil emperador Claudio finalmente ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de febrero del año 270. La joven Julia, agradecida al santo, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. De ahí que el almendro sea símbolo de amor y amistad duraderos”.
Bueno, la verdad es que es interesante ver cómo surgen las historias y cómo se convierten en leyendas. Para mí, hoy es un día en el que recuerdo a cuántas personas he amado, por qué razones lo he hecho o lo sigo haciendo y de qué forma. Ya no me entristece pensar si no me ama quien yo tanto amé, o por qué dejó de hacerlo, o por qué dejé de amar a quien tanto amé e, incluso, si fue amor u otra clase de sentimientos que en su momento me confundieron.
No me preocupa pensar si ese amor pasional, ilusionante, alegre, motivante, hasta enfermizo a veces, volverá a poseerme algún día. Porque, si bien en el recuerdo está el deseo oculto de revivir lo que ya no va a ser posible, también la experiencia vivida nos da una perspectiva calmada, distante y satisfactoria de que, pese a todo, valió la pena y que mejor no volver a revivir lo vivido y sus consecuencias y seguir mirando hacia delante que hay muchas cosas interesantes por descubrir todavía. Y eso ya lo hemos experimentado. Mejor que sean otros, quienes no lo han pasado, que lo vivan.
¡Ay, el amor! No se nos ha enseñado a amar de verdad, a AMAR con mayúsculas. A expresar el verdadero sentido de esta palabra en su plenitud. De ahí que podamos lamentar no habernos sentido enamorados en alguna ocasión de alguien, o de algo de la vida misma, o de toda ella. Y venimos a este mundo, no obstante a ello. A descubrir y experimentar el AMOR. Con el tiempo descubrimos que se nos ha querido vender una idea del amor que sólo era una pequeña parte del mismo. Y su espejismo no nos ha dejado ver la gran verdad oculta: TODO ES AMOR. Seguro que San Valentín o sabía.
Con gratitud