¡Qué pena que un estudio tan interesante por algunas de las observaciones que hace haya tenido que ser realizado por un instituto cuyo patrocinador no es un ejemplo de ayudar al ser humano a cuidarse de sí mismo promoviendo una bebida cuya salud no favorece! Son las incongruencias de la vida. Me planteo si colaborar con quien no favorece la salud del ser humano esta justificado aunque el fin que se persiga sea el de conocer y fomentar algo bueno como la felicidad humana. ¿Nadie ve ni una pizca de manipulación en este hecho? Seguramente es un ejemplo más a lo que esta sociedad nos tiene acostumbrados.
Me debería resistir a colaborar con el instituto comentando los resultados de la encuesta realizada. Pero diré que, aclarado lo primero, no voy a lanzar al vacío lo que de interesante pueda aportar la encuesta por el hecho de que no sea de mi agrado el patrocinador. Es como matar al mensajero porque el mensaje que nos trae no nos gusta. El mensajero no tiene la culpa, como es natural, ni participa en el mensaje que se transmite ni en cómo se ha producido.
Dicho esto, me ceñiré a lo que realmente me ha llamado la atención de los resultados de la encuesta.
“La vida de los españoles ha cambiado al parecer bastante en seis años… por culpa de la crisis, ya que al porcentaje de españoles que se declaraban felices en 2007 se elevaba al 82%, mientras que los que se declaran felices en 2013 han descendido al 54%. Parece obvio a la vista del deterioro de la situación no sólo económica sino por las reiteradas medidas de ajuste que han afectado a las condiciones sociales.
Lo más interesante viene cuando se afirma que “los españoles que se declaran más felices son aquellos que tienen pareja, hijos, confían en sí mismos, creen que el futuro les deparará más cosas buenas que malas, les gusta ayudar a los demás y tienen una mayor preocupación por el Medio Ambiente”.
Aquí sí que me quiero detener porque me parece importante destacar el hecho de que las personas que se declaran más felices están teniendo un tipo de vida en el que se habla de algo circunstancial que rodea a las personas felices, como el hecho de tener pareja e hijos (no sabemos si eso es causa o efecto), pero menciona aspectos ligados a lo que vendría a llamar actitudes mentales ante la vida misma, como el hecho de ser personas con un elevado nivel de autoconfianza, tener expectativas positivas ante la vida y su futuro y, sobre todo, adoptar ante los demás y el medio ambiente una posición de proactividad comprometiéndose en la ayuda al prójimo y en el cuidado de su entorno.
Afirmo en mi libro “Vive, canta y sé feliz” que el primer principio para la felicidad es conocerse a uno mismo, lo que nos lleva a un nivel de autoconfianza y autoestima (segundo principio) que aumenta en nosotros la sensación de felicidad y se traduce en una mayor confianza en el futuro y en la creencia de que las cosas nos van a ir bien pese a las dificultades con las que tengamos que enfrentarnos.
Y en mi cuarto principio señalo que las personas felices sienten la necesidad de seguir creciendo como seres humanos y contribuir a la mejora primero de los mas cercanos y luego de los otros y con ellos al medio ambiente que les rodea, haciendo todo lo que está en su mano para mejorar a las personas y su entorno.
También comento en mi libro en el sexto principio que el nivel de energía, (relacionado estrechamente con la salud, como es de imaginar) marca una clara distinción entre las personas felices de las que no se sienten como tales. En el estudio al que hago referencia, se indica que “los españoles que manifiestan ser felices, se declaran satisfechos con su vida y tienen una mejor percepción de su salud que los no felices (82% frente al 44% de los no felices)”. Lógico, porque tener una buena salud es la base para que la felicidad pueda estar presente, si bien existen personas enfermas que pueden sobrellevar su enfermedad con dignidad hasta el punto de mostrarse sorprendentemente felices ante los demás. También señala el estudio que “desde el 2007 se evidencia una mayor conciencia hacia hábitos de vida saludables en lo que se refiere al ejercicio físico y a la alimentación, indicando que el 83% de los encuestados en 2013 realiza alguna actividad física, en contraste con el 79% en 2010 y el 72% en 2007”. ¡Menos mal que vamos mejorando!
Otra afirmación, que parece evidente, es la que dice que “el 80% de las personas que afirman sentirse satisfechas con su vida siente que su familia está orgullosa de ellos, el 79% siempre se ha sentido profundamente querido por sus padres y el 74% se considera optimista”.
Hecho en falta (como en todas las encuestas que se hacen) una análisis más detallado que nos pudiera permitir diferenciar qué son causas y qué efectos en esas afirmaciones, para poder sacar conclusiones que pudieran traducirse en cómo poder educar mejor a las personas para ser felices.
Me dirán que las encuestas sólo pretenden mostrar una realidad sin entrar en más detalles. De acuerdo. Pero alguien tendrá, ya de una vez en este país (y en los demás también), que entrar en profundidades y analizar por qué el ser humano se siente o no satisfecho o feliz con su vida y cómo podemos ayudar a mejorar el nivel de felicidad del ser humano.
Yo al menos, desde mi reflexión y experiencia, he tratado de entrar en profundidades y dar mi punto de vista. Evidentemente no está detrás de mí ninguna institución con grandes recursos para difundir mi libro. Pero prefiero que así sea porque nada me ata ni me impide decir cuanto pienso y creo. Pero sí ofrezco alternativas y principios en los que basarse para ser feliz. Y no he tenido que realizar ninguna encuesta para ello.
Con humildad… y gratitud, como siempre.